martes, 27 de junio de 2017

La globalización del fútbol y los chinos. Fuente: iusport.com

Comienzo parafraseando el título de la película de John Huston, “Evasión o victoria”, dónde un inverosímil Sylvester Stallone paraba balonnes en su estilo sui generis, porque esto es lo primero que me vino a la mente cuando leí, hace unos días, la noticia de que un equipo chino de menores de 20 años iba a competir en Alemania. 
Sí, no solo jugar partidos amistosos, sino competir, eso sí en la cuarta división germana, tras un acuerdo entre la Liga y la Federación teutonas, así como el Ministerio de Educación chino y la propia Federación de allá.

El que los chinos no solo compren clubes, envíen a jugadores jóvenes a aprender o a técnicos a tratar de comprender el juego en Europa, sino que, directamente, pasen al siguiente nivel, el de competir, siquiera sea en una cuarta división, pero alemana, ojo, que es la tercera española, me parece una invasión mucho más grave que todo lo anterior.

Y la invasión previene de lo que se pretende, la victoria, porque el gobierno chino desea que, para 2050 como mucho, su gran país sea el dominador del deporte más importante del mundo: el fútbol. Esa ansia de llegar a ello mediante otro medio ha venido porque los otros intentos, como entrenadores extranjeros o jugadores foráneos, solo sirve para llenar las canchas (y no siempre) pero no parece mejorar el nivel de los jugadores locales.

Tampoco parece que el envío de jóvenes chinos allende sus fronteras haya logrado mejorías, al menos de momento, por lo que se ha pensado en otra forma de lograr los objetivos, mediante la invasión pura y simple de la competición. El comienzo, no obstante, no es a la liga española o a la premier, sino en un nivel medio-bajo, como la que se ha pactado en Alemania.

La ola de chinos en aquél país puede ser solo la primera y ser seguida de otras que invadan el continente. Será así si les funciona bien el invento. Lo que también hay que matizar es que el acuerdo, disfrazado de buena voluntad entre federaciones y ministerios de educación, tiene dos pequeños toques diferenciadores.

El primero, que cada club de la cuarta división recibirá 15.000 euros por dejar jugar a los sub-20 chinos en los dos partidos a los que se enfrente, lo que, no siendo mucho para cada uno, supone un ingreso inesperado por dos partidos casi amistosos y nadie obliga a que se alinee el mejor equipo contrario.

El segundo es que no habrá puntos en juego, lo que significa que el carácter no oficial es evidente y no sé si muchos querrán jugarse la pierna contra los sub-20. Los 19 equipos restantes de la liga del sudoeste germano competirán de verdad entre sí, lo que puede falsear el campeonato porque nada se dice de las tarjetas amarillas o rojas que reciban los jugadores de los equipos alemanes…

Y eso puede marcar diferencias ya que, si no se toman en cuenta, puede haber más brutalidad física o verbal, ya que no tendrá consecuencias, pero si se tienen por hechos disciplinarios, quizá sea lo contrario y el partido sea muy ligero en contenido deportivo por lo que lo buscado por las autoridades chinas, la auténtica competición, no existiría.

Esto ya es un problema y añado otro. ¿Qué pasa con el vigésimo equipo que debía estar en esa liga? Parece que el equipo chino tomó su sitio… No quiero ni pensar lo que ocurriría aquí si a un club no se le permitiera subir porque se tiene que dar lugar a un equipo de amigos por un acuerdo Berlín-Beijing.

Como vemos, nos encontramos cada vez con mayores retos por la globalización del fútbol y si ya los propietarios de las entidades deportivas son de países diversos y ya no autóctonos, por toda Europa, y que los patrocinadores también versan hacia Asia, o los partidos se televisan para que los miles de millones de habitantes de China, Japón, la India, Indonesia y otros consumidores del continente puedan contemplar el partido en los horarios que más les convengan, ahora se está viendo la punta de un nuevo iceberg.

¿Será esto lo que nos espere¿ ¿La famosa liga europea que se pensaba no será una utopía vencida y la que de verdad nos llegará es la del Bayern-Calcuta, Madrid-Shanghai o Valencia-Changchun? Para ponernos al día, no hay mejor lectura que la del ensayo de Alain Peyrefitte, “Cuando China despierte, el mundo temblará”…


Juan de Dios Crespo
(jurista. especialista en derecho deportivo)


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