Los entendidos en
fútbol dicen que la guerra de las marcas por aparecer en las principales
camisetas del mundo tuvo como punto de partida la temporada 1973-1974 cuando el Leeds United se convirtió en el
primer club del Reino Unido en introducir en su indumentaria la firma deportiva
que fabricaba su equipación: Admiral. El objetivo no era otro que dar
respuesta a la demanda de sus aficionados, que querían comprar camisetas idénticas
a las que llevaban los futbolistas de su equipo. Así, se creó un mercado que 40
años después genera millones de euros y atiende a una lucha sin piedad entre
sus líderes: Nike y Adidas.
La batalla se juega en todos los frentes y en todo el
mundo, aunque con especial voracidad en el mundo del fútbol. ¿Se ha fijado que
todos los grandes enfrentamientos futbolísticos lo son también entre estas
marcas?
Empecemos por España. Adidas renovó el año pasado el
patrocinio del Real Madrid hasta 2020 por una cantidad fija de 40 millones de
euros por temporada, lo que convierte al equipo
blanco en el club de fútbol que más cobra del mundo por este tipo de
patrocinio. Su máximo rival, el Fútbol Club Barcelona
pertenece en cambio al universo Nike, empresa de la que recibe unos 30 millones
por temporada (todas
estas cantidades son fijas y se ven luego incrementadas por objetivos
deportivos y ventas de camisetas).
El caso de estos dos equipos es llamativo. El 90% de los
jugadores de ambos clubes asocian su imagen a ambas marcas, pero sus dos
mayores estrellas están patrocinadas por la firma contraria a la que viste su
camiseta. Cristiano Ronaldo es de Nike a
cambio de seis millones de euros al año, mientras que Leo Messi es de Adidas (se
estima que a cambio de cinco millones por temporada).
Dejando a los dos grandes, Nike posee el patrocinio del
Málaga, el Atlético de Madrid y la Real Sociedad en lo que a equipos de la Liga
BBVA se refiere, una lista que aumentará el año que viene con la incorporación
del Athletic Club, al que pagará 2,5 millones de euros al año. Adidas, en
cambio, sólo cuenta en cartera con el Real Madrid en nuestro país, aunque tiene
un acuerdo con el Celta de Vigo para estampar su logotipo en su indumentaria
durante los próximos cuatro años.
El enfrentamiento se extiende a todo el mundo
El duelo que viven Adidas y Nike en España con el Real
Madrid y el Barça se repite en todos los países. Si la firma alemana cuenta con
el patrocinio del Milan, el Chelsea y el Olympique de Marsella en Italia,
Inglaterra y Francia, la marca estadounidense viste a la Juventus, el Inter, el
Manchester United, el Arsenal y el PSG en esos mismos países. La competencia sólo se rompe en
Alemania, donde Adidas hace valer que juega en casa y controla a más de medio campeonato.
Incluso al otro lado del Atlántico, la batalla se repite. Nike vestirá a Boca Junios
hasta 2019 a
cambio de algo más de 5,5 millones de euros por temporada, mientras que Adidas
equipa a River Plate por 4,5 millones. Y lo mismo ocurre con las selecciones
nacionales: Brasil, Francia, Holanda, Portugal e Inglaterra (a partir del
próximo año) son de Nike, mientras que España, Alemania o Argentina visten
Adidas.
Millones en juego
Se preguntarán cuánto dinero gastan ambas firmas en
patrocinio. Aunque la respuesta sólo lo saben ellas, de lo que no cabe duda es
de que su apuesta es rentable. El Real Madrid y el Manchester
United han vendido durante las últimas cinco temporadas una media de 1,4
millones de camisetas al año, según datos de Sporting
Intelligence. El Barça suma 1,15 millones; el Chelsea, 910.000; el Bayern de
Múnich, 880.000... Si la media son unos 70 euros por camiseta, las cuentas
cuadran.
También lo hacen si se analiza a los jugadores. Según el
Daily Mail, David Beckham –una de las
insignias de Adidas– ha generado a lo largo de toda su carrera 1.200 millones
de euros por la
venta de camisetas y zapatillas asociadas a su imagen. Se espera que en los
cinco meses que pase en el PSG, genere 18 millones más.
Sus guerras futbolísticas
Hablamos por tanto de un negocio de miles de millones,
donde el triunfo consiste a veces en robarle una estrella a la competencia, lo
que ha generado un gran número de disputas entre ambas compañías. Uno de los casos más
paradigmáticos es el de Leo Messi, que pertenecía a Nike hasta 2006. Justo antes del Mundial de Alemania,
Adidas ofreció al argentino multiplicar sus ingresos, lo que precipitó su
marcha a la firma alemana.
Nike le devolvió el golpe a Adidas sólo unos años después. Tras casi 40 años vistiendo la
marca de las tres rayas, la selección francesa de fútbol firmó un contrato con
la compañía norteamericana por siete años y 300 millones de euros,
lo que convirtió su camiseta en la más cara del planeta. La cantidad fue tan
alta que Brasil, la selección estrella de Nike hasta entonces, llegó a insinuar
que se la estaba ninguneando al recibir 15 millones de euros.
El penúltimo capítulo en esta guerra sin tregua es el que
han protagonizado recientemente ambas compañías por Mesut Ozil. El jugador alemán del Real
Madrid cambió Nike por Adidas el año pasado –llegó a jugar la primera parte de un
partido con unas botas de una marca y la segunda con las de su competencia–, lo
que le supuso problemas legales con la firma estadounidense. Ahora, ha sido
Fernando Torres el que hace unos días ha seguido sus pasos. El delantero español del
Chelsea jugó la segunda parte de un partido con botas Adidas –su patrocinador
es Nike–, lo que ha precipitado toda clase de especulaciones
sobre un nuevo contrato con la firma alemana. La guerra continúa.